Mi propia version

Como cada uno de los aventureros vivimos esos días de formas distintas, yo intentare contar la mía, la que yo viví, y como yo lo sentí. Espero os guste.

Jueves, primer día, primeras vistas, primero sitios nuevos. Carreteras inclinadas de sierra con árboles de posturas imposibles, chiquiprecios para el café de descanso, llanuras de barro para un buen vino y una mala impresión para una buena casa. Estos fueron en resumidas cuentas las impresiones del viaje de ida.

Seguimos el viaje el viernes temprano, para ver castillos portugueses por el día y españoles por la tarde. Un sabor especial en el lúgubre restaurante de Marvao, junto con una habitación de rumores, secretos y cotilleos en Alburquerque, fueron los sitios de vistas en altura y pendientes, que conocimos el primer día de ruta. A todo esto se sumo en la casa sus propios momentos, cena, juegos y charla, en una noche de frío suelo.

En el desayuno del sábado nos retrasamos, por lo que los planes previstos para conocer dos lugares de llanuras extremeñas paso a ser solo uno, el ganador: Cáceres. Almuerzo en primer instante, para cargar pilas y así poder descubrir un conjunto histórico explicado por un gran guía, el Calle. Catedral, santos para aprobar exámenes y plazas con muchas esculturas y monumentos tuvimos la suerte de apreciar este día. En la noche un pequeño percance, nos quedamos sin luz, el cual pudimos solucionar en poco tiempo. El gran cansancio de conocer tantos rincones se iba ya notando, los juegos no duraron tanto, y el sueño hizo efecto bastante rápido.

Foto tipo ministro fue lo primero que hicimos tras el desayuno. Nos despedimos de ese pedazo de cortijo y tomamos ruta a Emerita Augusta. Tras jugar a hundir la flota entramos en el museo de arte romano con propaganda de varios bares. Sabores extremeños conocidos, fueron la antesala del Circo y el Anfiteatro romano. Una expresión que los describe bien: "cuxa pero esto existe???". La continuación de nuestro "itinerario recomendado" fue unas casas, unas columbarias y una casa del Mitreo, que nos dejo también con un buen sabor de boca. Pendientes de volver y terminar de conocer unas construcciones de encanto, en esta Emerita Augusta, tomamos ruta de vuelta a nuestro querido pueblo. Dos malos acontecimientos fueron lo destacado de la vuelta, un gran atasco que se paso por los walquis, y un desgraciado accidente, del cual podemos agradecer solo la perdida de una tarjeta de memoria, junto con otros daños materiales.

A esperas de la próxima ocasión en la que podernos reunir otro grupo de personas tan competentes y buenas, para realizas otra excursión de masas, me despido de esta historia. Colorín colorado este cuento se ha acabado.